El relato
Aunque parezca un análisis simple, lo que proyectamos en imagen y mensajes al exterior es parte de un relato. Un relato que se va escribiendo y enlazando en función desde el cuidado del último detalle de nuestra identidad corporativa o desde las palabras precisas utilizadas: cada vez que hacemos algo ante los ojos y los oídos de nuestros clientes estamos transmitiendo la esencia microscópica de nuestro negocio o nuestra institución.
Será de perogrullo, pero es muy difícil incrementar las ventas si hay falta de conocimiento de la marca por parte del público objetivo. Y para dar en la tecla de evidenciar el valor añadido de nuestra oferta se necesita una puesta en común de todos los servicios tanto en el diseño de la estrategia como en la ejecución de la misma, articulando una coherencia en el relato de la marca.
Probablemente ese es el objetivo más difícil que marque la diferencia entre el éxito y el fracaso, y por ello es tan importante para una PYME o para una organización que quiere crecer el articular globalmente el relato de la marca a la sociedad.
La inercia y el desorden tienden a hacer un reino de taifas entre los proveedores de servicios de imagen y comunicación, por ello lo más adecuado es adquirir un paquete integral para que todo sea transversal y no se den las habituales desconexiones entre materias y estilos que generalmente conllevan a empantanar el relato y a provocar además un mayor gasto en inversión con una menor rentabilidad.